Receta para preparar las clásicas galletas de jengibre caseras
Queridos lectores y lectoras, hoy os traigo un clásico navideño que no puede faltar en vuestros recetarios de estas fechas: las galletas de jengibre. El año pasado compartí con vosotros una receta de chocolate gingerbread cookies que quedaron deliciosas, pero este año quería omitir el chocolate de la masa y hacer unas galletas de jengibre clásicas.

Estoy especialmente orgullosa de esta receta porque es propia, así que me hace mucha ilusión después de tantos años haciendo recetas de repostería de otros empezar a ir haciendo las mías propias poco a poco. De cocina prácticamente todas son cosecha propia, pero repostería es todo un mundo y hay que ir con mucho cuidado con las proporciones. Por ello, para hacerla he leído un montón de recetas y he visto multitud de proporciones entre harina – mantequilla – melaza (o algunos incluso miel) – azúcar moreno. Curiosamente, las recetas de blogs o cocineros españoles tenían mucha mayor proporción de mantequilla/harina y mucha menos de melaza/harina y azúcar/harina que las americanas, que suelen ser más dulces y con (bastante) más azúcar. Eso sí, todas tenían en común prácticamente la misma lista de ingredientes, y es que al final no dejan de ser galletas a las que se añaden especias, en este caso jengibre.
Así pues, para hacer esta receta tenía claro varias cosas: aunque parezca una obviedad, tenía que tener jengibre (había muchas por internet que eran galletas de canela con un toquecillo de jengibre), tenía que predominar la mantequilla respecto el azúcar y la melaza (de lo contrario sería demasiado dulce y costaría trabajar la masa), y tenía que llevar melaza y no miel. Hechas mis reflexiones y mis cálculos (la repostería es todo cuestión de cálculos…), di con una receta que os aseguro es una maravilla, de hecho en un día he perdido la cuenta de cuántos hombrecillos llevo deborados ya.
Respecto la preparación, no difiere de cualquier receta de galletas que requiera amasado y cortado: primero batir la mantequilla hasta que quede cremosa, luego añadir el azúcar, a continuación el huevo y la melaza; en otro bol tamizar los ingredientes secos e irlos añadiendo poco a poco; dejar reposar en la nevera el menos 2 horas (se puede dejar toda la noche), amasar con un grosor de unos 5 mm, cortar las galletas y al horno. Fácil, ¿verdad? 🙂
Por último ya, para hacer el simpático glaseado que suelen llevar estas recetas se suele usar lo que se conoce como glasa real, que puede comprarse en preparados industriales a los que solamente hay que añadir agua o hacerlo casero a base de clara de huevo y azúcar glass. En mi caso, sabía que a mi maridito no le gustan este tipo de glasas tan y tan dulces (y la verdad es que tampoco son santo de mi devoción), así que decidí obviar echarle más azúcar porque sí. Si os apetece igualmente hacer la decoración pero que no sea tan dulzona, en lugar de glasa real podéia usar chocolate blanco fondant.
Ahora que ya sabéis el origen de mi receta, quería explicaros también parte del origen de la galleta de jengibre. Este dulce es típico de la gastronomía navideña sobre todo del norte de Europa, donde según parece llevaron la receta alrededor del siglo X: un monje armenio fue quien primero hizo este dulce, y tras mudarse a Francia a finales del siglo X llevó consigo la receta y la mostró a los sacerdotes franceses, y a partir de entonces empezó a popularizarse.
Hechas ya todas las presentaciones, aquí va mi receta, y recordad siempre que es importante que todos los ingredientes estén siempre a temperatura ambiente.
Ingredientes:
- 150 gr mantequilla ecológica
- 100 gr azúcar moreno
- 1 huevo ecológico grande
- 120 gr melaza (o sirope de ágave)
- 400 gr harina
- 1 cdta bicarbonato
- 2 cdtas jengibre en polvo
- 1 cdta canela
- 1/4 cdta all-spice
- 1/4 cdta nuez moscada
- 1/2 cdta sal
Pasos:
En un bol, con la ayuda de unas varillas eléctricas o la KitchenAid (velocidad alta), batir la mantequilla unos 2 minutos hasta que esté cremosa, a continuación añadir el azúcar moreno y seguir batiendo unos 2 minutos más. Luego bajar la velocidad (media), añadir el huevo y cuando esté totalmente integrado añadir la melaza poco a poco.
En otro bol, tamizar la harina + bicarbonato + jengibre + canela + all-spice + nuez moscada + sal, bajar la velocidad de la KitchenAid (baja), e ir añadiendo cucharada a cucharada los ingredientes secos a los húmedos. Veréis que quedará una masa relativamente húmeda por la melaza pero a la vez compacta, con la que es muy fácil trabajar.
Repartirla en dos discos, cubrirlos con papel film y dejar reposar en la nevera al menos unas 2 horas (se pueden dejar toda la noche).

Precalentar el horno a 180º
Espolvorear una superficie limpia con un poco de harina, coger uno de los discos y amasarlo con un rodillo hasta darle un grosor de unos 5 mm. Si os resultara difícil trabajar con la masa podéis cubrirla con el papel film a modo de «sandwich». Cortar las galletas con un cortapastas con forma de hombrecillo, colocarlas sobre una bandeja de horno cubierta con papel de horno separadas unos 2-3 cm la una de la otra, y hornear unos 10-12 minutos hasta que empiecen a coger algo de color. Recordad que al sacarlas del horno estarán todavía bastante blandas, pero endurecen luego. Dejarlas un par de minutos sobre la bandeja caliente y luego pasarlas a la rendija para que terminen de enfriarse.

Para la decoración con chocolate fondant, fundir el chocolate en el microondas a muy baja temperatura, colocarlo en una manga pastelera con la boquilla más pequeña y hacer las decoraciones que os gusten más.
Salen unas 24 galletas, dependiendo del tamaño
¡A disfrutar!
Ohhhhh.. Que bonitas..!! Y que ricas tienen que estar..!! 🎄😋😋
La verdad es que son un vicio de comer! Muchas gracias!!! 😋🤗