Una receta de un postre típico en Latinoamérica, este pastel tres leches es súper cremoso, esponjoso y muy fácil de preparar
Queridos lectores y lectoras, hoy os traigo un pastel que ha sido toda una revolución en casa, cada vez que pasábamos por la cocina era irresistible no probar un trozo, y es que además apetecía a todas horas: de desayuno, almuerzo, postre, merienda,… ¡no duró nada en casa!

Este tipo de pastel es muy típico de Latinoamérica, y tiene este nombre tan gracioso porque se prepara con tres tipos de leches, éste en concreto con leche normal, leche condensada y buttermilk (nata con un chorrito de limón). ¿Lo habíais probado alguna vez? Nosotros habíamos tenido la oportunidad de probarlo en más de un restaurante mejicano de Barcelona y la verdad es que nos encantaba.
La receta es muy fácil de preparar, es simplemente un bizcocho al que se le hace un baño con las tres leches, y queda bien empapado de las mismas. El resultado es un pastel muy esponjoso y cremoso gracias en especial a este baño que os comentaba. Además, como se guarda en la nevera, queda fresquito y es una delicia sobre todo en verano.
Por último, deciros que la receta es de Donna Hay (aquí tenéis el link), una mediática chef australiana que seguro recordaréis porque fue la misma que la de la receta del delicioso loaf cake de arándanos y yogur.
En la receta original de Donna Hay ella le añade un topping de nata y fruta de la pasión que yo obvié, os indicaré las cantidades para esta cobertura pero yo la verdad no la encuentro necesaria.
Animaos a probarla, ¡que no tengo duda que os encantará!
Ingredientes:
- 180 gr mantequilla ecológica a temperatura ambiente
- 220 gr azúcar
- 2 cdas extracto de vainilla
- 5 huevos ecológicos
- 225 gr harina con levadura incorporada
- 500 ml leche ecológica
- 250 ml leche condensada ecológica
- 250 ml buttermilk, que podéis substituir por nata con un chorrito de limón
- Opcional (en mi opinión): 500 ml nata para montar + pulpa de fruta de la pasión
Pasos:
Lo primero si no tenemos buttermilk es añadir el chorrito de limón a los 250 ml de nata y dejarlo reposar a temperatura ambiente unos 20-30 minutos, mientras podemos seguir con el resto de pasos.
Precalentar el horno a 180º
Con la ayuda de la KitchenAid (velocidad media-alta), batir la mantequilla + azúcar unos 8-10 minutos, hasta que quede cremoso y adquiera un tono pálido.
Añadir 1 cda de extracto de vainilla y seguir batiendo.
Bajar la velocidad (media), e ir incorporando los huevos, uno a uno.
Por último, añadir la harina cucharada a cucharada, previamente tamizada, hasta que esté totalmente incorporada.

Untar con margarina una bandeja apta para horno de unos 20×30 cm y cubrirla con papel de horno, presionando con los dedos para que se adhiera bien a las paredes. Verter la masa y hornear durante unos 30-35 minutos o hasta que esté totalmente horneado y al pincharlo con un palillo salga limpio.
Al sacarlo del horno, dejarlo reposar unos 5 minutos sobre la propia bandeja caliente antes de pasarlo a la rejilla. Luego, con la ayuda de un palillo largo, hacer muchos agujeros al pastel para que luego cuando vertamos la mezcla de leches se pueda impregnar bien. Una vez hechos los agujeros dejarlo reposar en la nevera hasta que esté totalmente frío.


Mientras el pastel está enfriándose, verter la leche + leche condensada + buttermilk + 1 cda extracto de vainilla en una jarra medidora y mezclarlo bien con la ayuda de un tenedor. Retirar el pastel de la nevera y poco a poco ir vertiendo la mezcla sobre el pastel, permitiendo que éste se vaya absorbiendo. Parecerá que hay mucha mezcla líquida, pero os aseguro que nunca hay de más 🙂
Volver a poner el pastel en la nevera unas 2-3 horas más, hasta que el líquido se haya absorbido en su totalidad.
Si queréis añadirle la nata, simplemente montarla.
Salen unas 8 porciones
¡A disfrutar!
Delicioso pastel.. Irresistible..!!
Muchas gracias!!! Además es muy fácil de hacer 😊