Bizcochos y pasteles, Cremas, rellenos y coberturas

Tarta red velvet

Receta de deliciosa tarta red velvet, con un precioso color rojo que sabe a maravilla

Queridísimos lectores y lectoras, hoy os traigo una súper tarta que preparé para el cumpleaños de una amiga y la verdad es que gustó mucho (¡o eso espero!), la hice con mucho cariño y disfruté un montón preparándola, la verdad sea dicha 🙂

Tarta red velvet
Tarta red velvet

Esta receta en concreto es de la web de María Lunarillos (aquí tenéis el link), anteriormente ya había preparado alguna de su blog / tienda de repostería y en general me gustan mucho. Tengo que decir que antes de decidirme por su receta, como era un encargo para una amiga y quería hacer una tarta perfecta, busqué y rebusqué mucho por internet, por lo que tuve la ocasión de aprender bastante sobre esta tarta y quedarme con más de un truquillo repostero que, claro está, compartiré con vosotros también.

En general, una tarta red velvet cambiarán un poco las proporciones, pero todas ellas tienen en común que tienen una base de ingrediente ácida que es el buttermilk (o leche con chorrito de limón), junto con vinagre de vino que reacciona con el bicarbonato, unas cucharadas de cacao (ya que al final es un pastel de chocolate) y el colorante rojo.

Según mis pesquisas reposteras por internet, parece ser que anteriormente el color rojo venía por la reacción ácida del buttermilk con el vinagre, que era lo que hacía que el cacao cogiera un tono rojizo cuando éste no tenía tantos conservantes alcalinos, y durante la II Guerra Mundial los pasteleros solían usar remolacha cocida para conseguir el color rojo. ¿Interesante, no?

No sé si recordaréis, pero hace unos meses para Sant Jordi preparé otro red velvet, en aquella ocasión de Bea Roque. Ambas recetas son ciertamente parecidas, pero la gran diferencia entre una y otra es el colorante que utilicé: Bea ya avisaba que había que usar uno bueno (Americolor, Wilton, Sugarflair), pero yo ingenua de mí no la creí, usé el colorante de Mercadona y acabé con un pastel de color rosa-marrón (yo lo llamaba «pink red velvet»). En esta ocasión no iba a caer en el mismo error y compré un buen colorante, el de Sugarflair ya que encontré en Amazon un botecito pequeño que puede dar para un par de pasteles por 5€. Comparado con el Americolor y el Wilton, Sugarflair era el más barato de los tres y la verdad es que esta vez el red velvet quedó rojo de verdad (¡y mi cocina también!).

Otro consejito repostero, que ya os suelo dar a la hora de preparar cualquier layer cake es que cuando tengáis la masa lista hay que dividirla a partes iguales entre los moldes, para ello podéis o pesar la masa y dividirla, o ir echando cucharadas (yo uso una cuchara de helado) a partes iguales entre los moldes. En la receta original se hacen 3 layer cakes, pero yo hice 2 y han quedado perfectamente. Los míos son de 18 cm, si queréis hacerlos más grandes tenéis que adaptar las cantidades de masa y los tiempos de horneado.

Y, último consejito repostero ya, haced caso por favor a los tiempos de batido del buttercream, os aseguro que si los respetáis os quedará una crema muy cremosa (valga la redundancia…) cuya textura os irá genial tanto para esparcirla sobre el pastel con la espátula como para hacer las decoraciones con la manga pastelera.

Tarta red velvet
Tarta red velvet

Y, después de todo este sermón, ¡aquí viene la receta! 🙂

Ingredientes:

  • PARA EL BIZCOCHO:
  • Buttermilk = 250 ml leche ecológica + 2 cdtas zumo de limón
  • 2 huevos ecológicos grandes
  • 300 gr azúcar
  • 120 ml aceite de oliva suave (yo usé de girasol)
  • 2 cdtas extracto de vainilla
  • 300 gr harina
  • 2 cdas cacao en polvo (el de mejor calidad que tengáis, ¡sólo son 2 cdas!)
  • 1 cdta bicarbonato
  • 2 cdtas vinagre blanco
  • 1 cdta colorante en pasta (Americolor, Wilton, Sugarflair)
  • PARA EL FROSTING DE QUESO:
  • 180 gr mantequilla ecológica
  • 360 gr azúcar glass
  • 180 gr queso crema ecológico

Pasos:

El primer paso siempre que no tengamos buttermilk es mezclar la leche + zumo de limón en un vaso y dejarlo reposar unos 10 minutos a temperatura ambiente.

Precalentar el horno a 165º

Empezamos con la mezcla líquida, para ello en un bol, con la ayuda de unas varillas eléctricas o la KitchenAid (velocidad media-alta), batir bien los huevos hasta que empiecen a espumar, a continuación incorporar el azúcar y seguir batiendo hasta que esté totalmente incorporado y la mezcla haya adquirido un tono más claro. Bajar la velocidad, y a continuación añadir el aceite de oliva / girasol + extracto de vainilla.

Y seguimos con los ingredientes secos, para ello en un bol tamizar la harina + cacao, e ir incorporándolo cucharada a cucharada a la mezcla líquida, bajando para ello la velocidad de la KitchenAid (baja) ya que la mezcla no debe quedar sobrebatida.

Cuando la harina esté totalmente incorporada, añadir el buttermilk, de nuevo con cuidado de no sobrebatir la masa, especialmente una vez ya hemos añadido la harina.

En esta receta, curiosamente y al contrario que en otras, el bicarbonato se añade ahora, primero se mezcla en un bol junto con el vinagre (veréis que reaccionarán y empezarán a salir burbujitas) y se vierte por encima de toda la masa. Añadir también la cucharadita de colorante rojo, y ayudar a incorporar estos últimos ingredientes ya con la espátula.

Untar con margarina los moldes que vayáis a utilizar (yo usé dos de 18 cm), y repartir la masa en ambos moldes, yo os recomiendo usar una cuchara de helado e ir echando cucharada a cucharada masa a partes iguales en cada molde.

Hornear los pasteles durante unos 25-30 minutos o, hasta que al pincharlos con un palillo salga limpio. Aquí id con cuidado con vuestros hornos, en el mío por ejemplo no caben dos bizcochos a la vez y tengo que hornearlos de uno en uno.

En cualquier caso, una vez sacados del horno dejarlos reposar 10 minutos sobre una rejilla, pasado ese tiempo quitarles el clip del molde y rebanar la parte superior para que queden lo más planos posibles, y ahora ya sí dejarlos enfriar del todo.

Para el frosting, hacedme caso con los tiempos de batido aunque sean largos… Lo primero es batir la mantequilla a temperatura ambiente con las varillas eléctricas o la KitchenAid (velocidad máxima) durante 5 minutos, hasta que quede con un tono blanco y bien esponjosa. Mientras, tamizar el azúcar glas para evitar que cuando se vaya echando a la mantequilla salga rebotado como una nube y acabe la cocina cubierta de azúcar. Pasados los 5 minutos, bajar la velocidad de la KitchenAid (baja) e ir añadiendo cucharada a cucharada el azúcar glas, y seguir batiendo 5 minutos más, veréis que la masa empieza a coger volumen. Por último, incorporar el queso crema y batir un par de minutos más para que se agregue del todo.

Y ahora viene el montaje, lo primero es poner un bizcocho sobre un plato, cubrirlo con frosting (podéis usar una manga pastelera o una espátula) y cubrirlo con el otro bizcocho. Ahora viene la primera capa de frosting, que es una «capa recogemigas» que se ayudará a sellar todas las migas del bizcocho y a que aguante mejor la siguiente capa de frosting. Una vez cubierto todo el pastel con la primera capa, dejarlo reposar en la nevera 15 minutos para que endurezca un poco, y pasado este tiempo cubrirlo de nuevo con más frosting.

Para la decoración de la tarta, podéis hacer la que más os guste: un toque rústico jugando con la espátula, o bien animaros a jugar con una manga pastelera. Yo eché unas gotitas más de colorante rojo al buttercream y quedó un precioso tono rosado, y con la ayuda de una boquilla pequeña fui haciendo pequeñas gotas sobre el pastel.

Salen 8-10 porciones

¡A disfrutar!

2 comentarios sobre “Tarta red velvet”

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